A esa hora

A esa hora de la tarde
como a las ocho en otoño que las nubes se ponen japonesas y rosa clarito
te vas a parar
vas a mirar al cielo y a respirar hondo.
Si tienes suerte
vas a estar en casa y solo.
Así podrás llorar un poquitín. No mucho.
Hinchar el corazón
llenarte tú también de atardecer rosa clarito
y soltar la presa que traías en los dientes.
Soltar la pena perra que venías masticando.
Dejar llegar la noche.
Aullar un poco.
Doblarte en dos.
Sentir alivio cuando la oscuridad lo llene todo.

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