Ardiendo
Hija,
hay algo dentro de mí ardiendo,
brillando. Desbordándose.
Un hambre, un rugido, un látigo.
Temo que esa larva
también esté en tu carne.
Ahora, sin embargo, los días
se suceden limpios y ordenados.
Todo está lleno de ti, este horizonte.
Tú eres fresca, alegre, fuerte.
Impaciente también.
Y hueles a leche y a
bondad.
Yo sé que eso sigue ahí, agazapado
callado-callado. Alimentándose.
Hija, hay algo dentro de mí.
Una sombra. Y
temo que te alcance y a la vez
temo que no te toque nunca.
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